viernes, 22 de agosto de 2014


Arte Nacional
Añoranzas de otros tiempos
Los grupos artísticos y culturales de la Universidad Autónoma de Santo Domingo desarrollaron una labor extraordinaria en el seno del pueblo, en aquellos tiempos contestatarios de los años 60 y 80 con el grupo de Teatro Universitario, la Rondalla, el Coro,  el Cine Universitario, el Movimiento Cultural Universitario MCU con Jimmy Sierra a la cabeza, cuyo grupo de teatro dirigíamos, tras haber completado los tres años de estudios de Arte Dramático en la Escuela de Arte Escénico de Bellas Artes.
Con el apoyo del Departamento de Extensión Cultural, dirigido por la doctora Milagros Ortiz Bosch, recorríamos todo el país, en los autobuses azules Blue Bird, que servían para el transporte de los estudiantes en esa época.
Conjuntamente con esa labor  se dejaban sentir las actividades de los clubes culturales barriales y provinciales, que de igual,  modo mantenían a la juventud de los sectores populares, dedicados al deporte y a las actividades culturales, por medio de los intercambios y los festivales artísticos que se promovían en esos tiempos.
Todo  ese hermoso movimiento paradójicamente no era visto con buenos ojos por las autoridades gubernamentales de la época, y  muchos recordarán la represión que se organizó en contra el movimiento clubístico y las arbitrariedades que se cometían con los grupos de la avanzada cultural universitaria, en algunos pueblos, como fue el apresamiento de que fuimos objeto junto al Teatro Universitario en San Juan de la Maguana, donde se nos acusó de agitadores  comunistas, por el hecho de que hacíamos un teatro social, identificado con la realidad que vivía el país en esos tiempos.
Todo eso es cosa del pasado. Y si lo comparabamos con las pandillas y los puntos de droga que hay ahora en esos barrios populares que antes tenían a los clubes culturales y deportivos, pienso que no hay ni que discutir qué aquello convenía más.
Son de las vueltas que da la vida...
En esos tiempos los aparatos represivos del régimen perseguían y desaparecían a los dirigentes de los clubes culturales barriales.
Diezmaron un movimiento hermoso, deseable, útil, con su intolerancia, para que surgiera y creciera la cizaña de un mal, que ahora no encuentran como detener.
Así es la vida, cuando es de locos y de tontos...

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NIURKA BAEZ,
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